jueves, 1 de julio de 2021

 Unas Reflexiones Ante lo que Pudiera Ocurrir…

Saludos vecinos, la noche anterior asistimos a la reunión convocada con antelación para poner en claro ciertas situaciones que han venido ocurriendo en nuestra comunidad; situación que no es inédita pues hemos padecido de crisis similares en el pasado. Es obvio que nuestro país y con él, nosotros estamos atravesando por una situación sin precedentes. Lo cierto es que la situación se nos está escapando de control dando lugar a una crisis que se pudiera agudizar de no actuar conjuntamente y hacerle frente a la situación.

Vemos como he dicho en otras oportunidades, con una profunda preocupación como nos hemos dividido como vecinos, creándose bandos opuestos y aparentemente irreconciliables (lo cual personalmente me niego a creer, puesto que hemos resuelto muchas cosas juntos) y un tercer bando que aparece como “meros espectadores” pero que con su silencio avalan un extremo o el otro. La pregunta que habría que hacerse son: ¿Dónde quedó el sentido de pertenencia hacia la comunidad? ¿Dónde se escondieron los valores de solidaridad, respeto al par, el libre pensar? ¡por qué no estamos cuidando nuestro patrimonio? Son interrogantes que surgen, pero es obvio que hay muchas más.

Recientemente hemos sido testigos de excepción de continuos choques de opiniones en contra de vecinos que sin otra motivación que ayudar en detrimento de su tiempo, obligaciones, familia para enfrentar situaciones que solventen problemas y ayuden al bienestar de la comunidad. Es evidente que se pueden cometer errores en el desarrollo de actividades que les son nuevas y como tal están supeditadas al aprendizaje. El caso es que en todo conglomerado siempre existirán quienes se encarguen de leer entre líneas y enfilar baterías frente a cualquier desviación del camino trazado. Ese parece ser nuestro caso. Pero, más que buscar culpables donde posiblemente no los hay, es perentorio orientar las acciones hacia algo constructivo.

Una Junta de Condominio, reiteramos está compuesta por vecinos que no reciben ninguna prebenda como no sea en algunos casos, un estímulo hacia su trabajo comunitario, pero hemos llegado a extremos en donde ese estipendio se les niega para enrostrarles cualquier falla que pudieran cometer. Inclusive estableciendo reclamos en donde pareciera que los miembros del ente son expuestos como si fueran empleados o servidumbre del conglomerado. No es fácil trabajar y llegar a casa a encontrarse que debe hacer esto o lo otro, bajar a poner el agua, nuevamente bajar a quitarla, llamar al mantenimiento, estar pendientes de que los trabajos sean bien hechos, comprar insumos en donde los obtengan más económicos. Cuidar el dinero (en el caso de las cuotas extras) demostrar el bue uso de este dinero, informar a cada momento de lo que se hace o está por hacerse. ¡Caramba! ¿Es que acaso ese trabajo no merece de una consideración especial? … Pero que hacemos: criticar, amenaza, dejar solos a sus integrantes, no participar en las consultas, entre muchas otras cosas más. ¿No es esto una mala forma de retribuir el esfuerzo de otros que sacrifican tiempo y esfuerzo por el beneficio de un colectivo?  

A partir de anoche entramos en una etapa peligrosa es lo que llamaríamos “jugar a la crisis” corremos el riesgo de entrar en lo que usando una palabra muy de moda en nuestro país y que es el default. Los ascensores están en muy malas condiciones, el suministro de agua es una caja de sorpresas, no sabemos cuándo el agua fallará, se debe pagar a los que dependen de los fondos comunitarios (la administradora, el sr. de la limpieza, los insumos de limpieza, y todas las obligaciones que conlleva el funcionamiento de un edificio como este). Así que corremos el riesgo en muy poco tiempo en quedarnos sin esos insumos básicos y si tomamos en cuenta que nuestra comunidad tiene un alto porcentaje (más del 60%) de personas mayores con patologías la situación es preocupante.

Quienes se han dedicado a desdeñar y objetar lo que se hace y lo que no se hace y quienes los  leen, pero prefieren esto a escribir o expresarse, son los que debieran ocuparse en tomar las riendas de un edificio que ya está llegando a su edad madura y que sabemos que la vida útil de sus sistemas esta llegando a su final. Es hora de constituirnos en asamblea permanente para poder hacer frente a esta situación y arrancar de una vez por todas; eso sí, con ganas, con planificación  y el consenso de todos en el que debemos juntar esfuerzos: unos físicos, intelectuales, creativos y otros económicos. 

Es tiempo de adaptarnos a los tiempos que corren donde las comunidades deben hacer frente a los males comunes y agobiantes que la vida nos pone por delante. Una JDC puede funcionar como un equipo 3 o 4 miembros que se repartirían  el trabajo operativo, otros que  se encarguen de la parte administrativa y las comunicaciones y que antepongan por delante el bien colectivo, solo así podremos hacerle frente a esta crisis que se nos avecina. Y por último convertirnos en una comunidad unida y pujante dejando de un lado las mezquindades y el no reconocer a nuestro vecino su trabajo en pos de una mejor comunidad 



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